El gobierno de Malé, Maldivas anunció oficialmente la prohibición del ingreso a su territorio de ciudadanos israelíes, en una muestra de solidaridad con el pueblo palestino en medio del conflicto en Gaza. La medida fue anunciada a principios de abril por el presidente Mohamed Muizzu y ha generado reacciones internacionales, incluyendo el respaldo de sectores de la comunidad musulmana y la preocupación de defensores de los derechos humanos sobre su impacto en la movilidad internacional.
Solidaridad Islámica como fundamento de la decisión
La República de Maldivas, nación insular mayoritariamente musulmana en el Océano Índico, ha mantenido tradicionalmente una postura firme a favor de la causa palestina. El gobierno de Muizzu justificó la decisión como un acto de solidaridad frente a lo que califican como “agresiones continuas de Israel contra la población palestina en Gaza”.

Crédito de la foto: Mihaaru
“La decisión refleja la voluntad del pueblo de Maldivas de mantenerse del lado de la justicia y la dignidad humana”, señaló el gobierno en un comunicado oficial publicado por el medio Al Jazeera.
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Reacciones diplomáticas y comunitarias
Hasta el momento, Israel no ha emitido un comunicado formal en respuesta a esta medida, aunque analistas anticipan posibles repercusiones diplomáticas. La medida también se enmarca en un contexto global donde países musulmanes refuerzan su apoyo a la causa palestina en medio de las operaciones militares israelíes apoyadas por Estados Unidos que han dejado miles de civiles muertos en Gaza desde octubre de 2023.
Del otro lado, voces críticas, incluyendo organizaciones de derechos humanos, han advertido que la medida podría vulnerar principios de no discriminación en el acceso a fronteras, aunque también reconocen el derecho soberano de los países a definir sus políticas migratorias.
Impacto potencial en la comunidad latina e internacional
Aunque la medida afecta directamente a los ciudadanos israelíes, también ha generado interés entre la diáspora latina y mexicana en Estados Unidos, particularmente entre quienes defienden causas sociales y los derechos de los pueblos indígenas y oprimidos. Líderes comunitarios han señalado que la decisión de Maldivas puede inspirar discusiones más amplias sobre los compromisos éticos y diplomáticos de los países con respecto a los conflictos internacionales.
Maldivas rompió relaciones diplomáticas con Israel en 1974 y las reanudó brevemente en los años 90 y volvió a suspenderlas en 2014. Desde entonces, las tensiones han sido constantes. Este reciente anuncio reafirma su distanciamiento, con una medida que pocos países se han atrevido a implementar explícitamente, la prohibición total de ingreso basada en pasaporte israelí.
La decisión de Maldivas marca un hito simbólico dentro de la geopolítica mundial, donde pequeños Estados insulares pueden ejercer presión moral en temas de derechos humanos, el caso puede servir como punto de partida para reflexionar sobre los vínculos entre política exterior, derechos humanos y solidaridad internacional.